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El Heptamerón de Margarita de Navarra y El caballero de la carreta

En la clase hoy hablamos sobre varios poemas y cuentos, y los leímos. Los que mas me llamaron a mi la atención fueron: 

El Heptamerón de Margarita de Navarra

Que es una obra literaria escrita por Margarita de Navarra, también conocida como Margarita de Angulema o Margarita de Valois. Fue una reina de Navarra y una destacada escritora del Renacimiento francés. Sin embargo, hay un pequeño error en la pregunta, ya que El Heptamerón no fue escrito por Margarita de Navarra, sino por su sobrina, Margarita de Valois y de Borbón, quien también fue conocida como Margarita de Angulema.

El Heptamerón es una colección de cuentos enmarcados, similar a "El Decamerón" de Boccaccio. Es una obra literaria del siglo XVI que se asemeja al género de las novelas cortas, la obra consta de 72 cuentos escritos en francés, organizados en siete días de la semana. Cada día, los personajes comparten historias mientras buscan refugio en un monasterio durante una inundación. Los cuentos abordan temas como el amor, la traición, la lealtad y la moralidad.

Margarita de Navarra también fue una escritora influyente de la época, autora de obras como "La Heptameron des Nouvelles" y "Las prisiones de amor". Ambas Margaritas, tía y sobrina, fueron figuras destacadas en la literatura del Renacimiento.

El marco literario en el que se inscriben las narraciones es el de unos nobles que están descansando en Cauterets, en el Pirineo, y que cuentan historias para entretenerse mientras están incomunicados por las tormentas. La obra generalmente es de tipo amoroso: romances, infidelidades, engaños o burlas, lascivia, fuertes críticas a la licenciosidad de los franciscanos, etcétera. Margarita toma sus historias de diversas fuentes.

Aquí os dejo una parte de un Heptamerón llamado:
 
Para encubrir su horror, va de mal en peor

En tiempos del rey Luis XII, siendo prelado de Aviñón uno de la casa de Amboise, llamado Georges, sobrino del legado de Francia, vivía en la región del Languedoc una dama (cuyo nombre callaré por respeto a su estirpe) que tenía más de cuatro mil escudos de renta. Quedó viuda muy joven y madre de un solo hijo; y tanto por el pesar que sentía por la muerte de su marido como por amor a su hijo, decidió no volver a casarse nunca y, para evitar la ocasión, no quiso tratar más que con gentes devotas, pensando que quien quita la ocasión quita el pecado. La joven dama viuda se entregó de tal forma al servicio de Dios, huyendo totalmente de toda compañía mundana, que incluso se abstenía de asistir a una boda o de escuchar los órganos de las iglesias.

Cuando su hijo alcanzó la edad de siete años, tomó a su servicio a un hombre de vida santa para que le sirviera de ayo, quien educara a su hijo con tanta santidad y devoción. Cuando el hijo alcanzó la edad de catorce o quince años, la Naturaleza, que es un preceptor secreto, encontrándolo demasiado bien alimentado y ocioso, le dio una lección que no le enseñó su ayo, y él comenzó a mirar y desear las cosas que encontraba bellas, y entre otras, a una muchacha que dormía en la habitación de su madre. Nadie se apercibió de esto, porque siempre se pensaba en él como un niño, y además, en toda la casa no se oía más que hablar de Dios.

El joven comenzó a perseguir a la muchacha a escondidas, y esta fue a decirlo a su señora, quien amaba tanto a su hijo que le reprochó que quisiera presentárselo como odioso. Pero tanto insistió la muchacha que su señora le dijo:

-Yo averiguaré la verdad y lo castigaré si es como me decís. Pero igualmente os digo que si vos lo habéis dado por supuesto y resulta no ser cierto, recibiréis vos el castigo.

Y, para hacer la experiencia, le ordenó que enviara recado a su hijo para que viniera a medianoche a acostarse con ella en la cama próxima a la puerta en que la muchacha acostumbraba dormir sola. La muchacha obedeció a su señora y, cuando llegó la noche, fue esta quien se puso en su lugar, decidida si era cierto todo, a castigar a su hijo de tal forma que nunca más se acostaría con una mujer sin recordarlo. En estos pensamientos y llena de cólera, vino el hijo a acostarse.




















El poema que más me llamo a mi la atención fue:

El caballero de la carreta


Es es una obra literaria escrita por Chrétien de Troyes, un poeta y escritor francés del siglo XII, fue escrita entre 1176 y 1181. Esta obra es parte del ciclo artúrico y fue escrita en verso en lengua francesa antigua. También se conoce como "Lanzarote, el Caballero de la Carreta" o simplemente "La Carreta".

La historia se centra en el personaje de Lanzarote del Lago, uno de los caballeros de la Mesa Redonda del Rey Arturo. En esta obra, Lanzarote se ve obligado a emprender una búsqueda para rescatar a la reina Ginebra, quien ha sido secuestrada. Durante esta búsqueda, Lanzarote enfrenta varias pruebas y desafíos, incluyendo la necesidad de viajar en una carreta, lo cual era considerado deshonroso para un caballero de su estatus.

"El caballero de la carreta" es conocido por temas de amor cortés y caballería, y es una de las obra más destacadas al género literario del ciclo artúrico. Chrétien de Troyes fue uno de los primeros escritores en popularizar las leyendas del Rey Arturo y sus caballeros en la literatura europea medieval.

Narra las aventuras del caballero Lancelot en busca de la reina Ginebra, prisionera de Meleagant, y constituye un claro ejemplo del amor cortés, tópico de la literatura medieval en el que se expone la relación entre un amante y su dama. Frecuentemente, el enamorado establece una relación de servicio feudal, denominándose a él «vasallo» y a ella «señora». La dama siempre pertenece a una clase superior a la del amante, y este debe llevar a cabo ciertas proezas y sacrificios con el fin de demostrar su carácter extraordinario y su devoción por el ser amado.

En esta obra, la reina Ginebra, esposa del rey Arturo, es secuestrada y varios caballeros deben acudir a liberarla de su raptor Meleagant. Para tener éxito, Lancelot ha de llevar a cabo otras proezas y sacrificios, que constituyen pruebas de su proceso iniciático. Una de estas pruebas da nombre al poema, pues Lancelot llega a subirse a una carreta, signo de oprobio en la Edad Media, con objeto de salvar a su dama. Al subirse a la carreta pierde su honor y se convierte en un paria según el código de la caballería. Pero es ese mismo código el que exige un sacrificio por su dama.

Además, Lancelot, bajo su apariencia de amante cortés típico, es también una figura crística. La obra en sí es una alegoría crística, pues, al salvar a la reina, Lancelot restablece el equilibrio del mundo. Asimismo se han señalado valores cristianos en la actitud de Lancelot: la humildad, la sumisión y el sacrificio personal. Estos temas serán abordados de modo más evidente en Perceval o el cuento del Grial.

Os dejo el inicio de esta obra tan interesante sobre el amor : 

Ya que mi señora de Champaña quiere que emprenda una narración novelesca, lo intentaré con mucho gusto; como quien es enteramente suyo para cuanto pueda hacer en este mundo. Sin que esto sea un pretexto de adulación. En verdad que algún otro podría hacerlo, quien quisiera halagarla, y decir así -y yo podría confirmarlo- que es la dama que aventaja a todas las de este tiempo; tanto como el céfiro sobrepasa a todos los vientos que soplan en mayo o en abril. ¡Por mi fe, que no soy yo el que desea adular a su dama! ¿Voy a decir: «Tantos carbunclos y jaspes vale un diamante como reinas vale la condesa?» No, en verdad. Nada de eso diré, por más que, a pesar de mi silencio, sea cierto. Sin embargo voy a decir simplemente que en esta obra actúan más sus requerimientos que mi talento y mi esfuerzo. Empieza Chrétien su libro sobre El Caballero de la Carreta. Temática y sentido se los brinda y ofrece la condesa; y él cuida de exponerlos, que no pone otra cosa más que su trabajo y su atención. Así que en una fiesta de la Ascensión había reunido el rey Arturo su corte, tan rica y hermosa como le gustaba, tan espléndida como a un rey convenía. Después de la comida quedóse el rey entre sus compañeros. En la sala había muchos nobles barones, y con ellos también estaba la reina. Además había, a lo que me parece, muchas damas bellas y corteses que hablaban con refinamiento la lengua francesa. En tanto Keu, que había dirigido el servicio de las mesas, comía con los condestables. Mientras Keu estaba sentado ante su comida, he aquí que se presentó un caballero ante la corte, muy pertrechado para el combate, vestido con todas sus armas. El caballero con tales arreos se llegó ante el rey, adonde estaba Arturo sentado entre sus barones, y sin saludarle, así dijo: «¡Rey Arturo, retengo en mi prisión a caballeros, damas y doncellas de tu tierra y tu mesnada! Pero no te digo tales nuevas porque piense devolvértelos. Por el contrario te quiero advertir y hacer saber que no tienes poder ni haberes con los que puedas recobrarlos. ¡Sábete bien que morirás sin poderlos ayudar!» El rey responde que se resignará a sufrir, si no puede remediarlo; pero muy fuerte le pesa tal penar.






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