El jueves 5 en clase tuvimos la suerte de poder leer "Antígona" de Sófocles. Nuestra profesora Luisa junto a una alumna salieron enfrente de toda la clase y nos leyeron este teatro recreando el debate de Antígona y Creonte. Al escucharlo se me hizo más fácil visualizar la siguiente escena escena:
ANTÍGONA: Ya me has cogido. ¿Quieres algo más que matarme?
CREONTE: Nada más; teniendo tu vida, tengo todo lo que quiero.
ANTÍGONA: Pues, entonces, ¿a qué aguardas? Tus palabras me disgustan (...) ¿Qué acto hubiera podido realizar yo más honorable que de dar sepultura a mi hermano? (...)
CREONTE: Tú eres la única entre los cadmeos que ve las cosas así.
ANTÍGONA: Ellos las ven como yo; pero ante ti, sellan sus labios.
CREONTE: Y tú, ¿cómo no enrojeces de vergüenza de disentir de ellos?
ANTÍGONA: No hay motivos para enrojecer por honrar a los que salieron del mismo seno.
CREONTE: ¿No era también hermano tuyo el que murió combatiendo contra el otro?
ANTÍGONA: Era mi hermano de padre y de madre.
CREONTE: Entonces, ¿por qué hacer honores al uno que resultan impíos para con el otro?
ANTÍGONA: No murió como su esclavo, sino como su hermano.
CREONTE: Sin embargo, el uno asolaba esta tierra y el otro luchaba por
ANTÍGONA: Hades, sin embargo, quiere igualdad de leyes para todos.
CREONTE: Pero al hombre virtuoso no se le debe igual trato que al malvado.
ANTÍGONA: ¿Quién sabe si esas máximas son santas allá abajo?
CREONTE: No; nunca un enemigo mío será mi amigo después de muerto.
ANTÍGONA: No he nacido para compartir el odio, sino el amor.
CREONTE: Ya que tienes que amar, baja, pues, bajo tierra a amar a los que ya están allí. En cuanto a mí, mientras viva, jamás una mujer me mandará.
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